lunes, 9 de enero de 2017

Reseña: Robopocalipsis - Daniel H. Wilson


-Editorial: Vintage Español
-Traducción: Ignacio Gómez Calvo
-ISBN: 978-0-307-94910-3
-409 páginas

Hace algunos años, Steven Spielberg anunció que iba a encarar la producción de una película basada en una novela de ciencia ficción que aún no se había publicado. En mayo del 2002 se publica por primera vez "Robopocalipsis", la famosa historia que había conquistado al rey de Hollywood y que apuntaba a best seller inmediato. Las ventas fueron excelentes, pero la película nunca se concretó. Pasaron por las salas de todo el mundo "El puente de los espías" (2015) y "El buen amigo gigante" (2016), relegando la producción indefinidamente. Probablemente Spielberg en estos años leyó la novela y lo pensó dos veces antes de intentar adaptar este despropósito. Porque, seamos sinceros, la novela es pésima. 

Un titulo digno de películas de canal SyFy, ciencia ficción de la mano de un Doctor en Robótica por alguna universidad prestigiosa del norte, un diseño de tapa llamativo y, por supuesto, robots y apocalipsis acompañado de excelentes ventas y criticas. El hype estaba altísimo, demasiado alto, pero por alguna razón el libro nunca se publicó ni en España ni en Argentina, lo cual es llamativo teniendo en cuenta que en Estados Unidos Penguin Random House sacó una edición en español. Raro. Curioso por lo menos. Y yo, como todo niño mañoso que quiere lo que no tiene y con ganas de leer el no va más de ciencia ficción, me puse a investigar y, aunque me costó conseguirlo, pude hacerme con una copia. 

Lamentablemente la novela no me gustó para nada, y no es que sea pretencioso (de hecho amo "Orgullo, Prejuicio y Zombies", que sin tener nada bueno resulta muy superior a la obra que nos compete), simplemente la obra de Wilson es mala de principio a fin, y lo es porque el autor no se esfuerza en ningún momento por ofrecer algo medianamente original, divertido o coherente (dentro de lo que propone). Películas y novelas sobre el fin del mundo hay millones, es un subgénero con una forma bastante establecida, pero en este caso la desidia del autor es tan evidente que convierte una premisa con mucho potencial (por lo menos para entretener) en una excusa estúpida para exponer todos y cada uno de los clichés del genero y hacerlo de pésima forma. Wilson toma un poco de acá, un poco de allá, lo mezcla con robots y a cobrar.

Lo primero (negativo) para destacar es que la novela roba bebe mucho del estilo y la forma de "Guerra Mundial Z". La novela comienza en las horas posteriores al final de la guerra contra las maquinas. Un grupo de supervivientes encuentra una especie de caja negra en la que se encuentran todos los testimonios y documentos sobre lo ocurrido. Cormac Wallace, uno de los sobrevivientes, se encarga entonces de transcribir y organizar distintos sucesos coyunturales de forma cronológica, marcando las distintas etapas de la llamada Nueva Guerra. Sí, igual que en la obra de Max Brooks. 

A partir de ahí, el protagonista, a través de imágenes, audios y archivos de diversa índole, intentará completar un mapa global de lo que fue el nacimiento de Archos, la inteligencia artificial que se subleva, y su posterior caída. Wallace se ocupa de aclarar que lo que vamos a leer a continuación es su versión de los hechos, y cada capitulo comienza con una breve introducción/explicación y luego cierra con una reflexión en torno a la importancia de lo leído. En estos momentos el autor juega mucho con la anticipación, recurso que, sin personajes cuidados, se torna inútil, lo cual demuestra su incapacidad narrativa.

Sheldon y la ciencia ficción sin ciencia

Wilson hace hincapié en personajes que en mitad de la recopilación desaparecen y que luego aparecen convenientemente, sin lograr generar ningún tipo de vínculo. Pasean por la obra personajes chatos, que adquieren nuevas habilidades que, oh casualidad, destraban el conflicto y que ensalzan el espíritu yanqui humano de supervivencia, sin que nos importe realmente su destino. Y es que hay de todo en este mamotreto literario: políticos con conciencia social (y robótica), niños muy maduros cuya personalidad se adapta a las necesidades dramáticas del relato, nativos americanos guerreros policías, jóvenes perdidos que se convierten en héroes, héroes cuya leyenda crece en menos de dos párrafos, hackers gordos, japoneses enamorados (de sus robots), militares muy muy malos, militares muy muy buenos, afganos malos/buenos y grandes dosis de crítica social y visión política. También hay robots humanoides con conciencia que se expresan como humanos, lo cual deja en evidencia la poca capacidad del autor para dotar de una voz a cada personaje (o por lo menos a un par). 

"Robopocalipsis" es una novela de ciencia ficción sin ciencia. Uno de los atractivos residía en el hecho de que el autor, al ser doctor en robótica, podía ofrecer una perspectiva más realista, pero en ningún momento se nota algún tipo de interés por desarrollar algún aspecto en torno a la inteligencia artificial o a los robots. Si, hay descripciones de partes, funcionamientos, pero el autor sólo se limita a enumerar. Y, para colmo de males, la creación y descripción de nuevos robots se antoja demasiado estúpida. Las nuevas formaciones parecen salidas de la cabeza del vecino de Andy en "Toy Story", en el mejor de los casos. 

La novela intenta jugar con las leyes de la robótica, pero lo hace sin fundamentos, y recién al final los aspectos filosóficos que podía explotar la historia son puestos en escena de forma resumida y en el contexto de una conversación entre robots totalmente ridícula, sin sentido.  

Si nunca leyeron una novela de ciencia ficción no empiecen por acá. Los momentos de acción carecen de tensión y los enfrentamientos parecen sacados de un guion de "Transformers". Es una obra que ni siquiera cumple con lo de entretener, sólo busca quedarse con tu dinero y tu tiempo. Como "La chica del tren". Pero con robots. Y peor escrita.

0,2/5

Ese 0,2 es sólo para no sentirme mal por el gasto y las expectativas puestas. De todas formas, es culpa mía por entusiasmarme con "Robopocalipsis", pero es que es un título taaaan delicioso...

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